Hace
un año aproximadamente, envié un email a un viejo maestro y le pregunté si yo
podía enseñar alfabetización mediática como electiva en la que había sido mi
escuela secundaria. ¿Era una
proposición pretenciosa? Tal vez. Pero vale la pena probarlo, pensé. Él fue muy amable en su respuesta -a distancia "quizás"-,
pero dijo algo bruscamente en el email que me quedó grabado. Él combina el "uso de las Tablets" con la
alfabetización mediática.
Desde
entonces, he escuchado a una serie de educadores bien intencionados utilizar
el término "alfabetización mediática" cuando se habla de educación
en tecnología y de aprendizaje digital. Es comprensible, ya que están profundamente entrelazados.
Sin embargo, no son lo mismo. Al tratar de encontrar una manera de articular las
diferencias, me encontré con este pensamiento de Henry Jenkins: "Reducir
las alfabetizaciones de los nuevos medios a habilidades técnicas, sería tan
erróneo como confundir caligrafía con composición". Explica que, a pesar de que los laboratorios de ordenadores
han reemplazado la escritura arcaica en el aula, la alfabetización mediática
sigue siendo la gran ausente en la mayoría de lugares. "Los estudiantes también deben adquirir un
conocimiento básico de las formas en que las representaciones mediáticas
estructuran nuestras percepciones del mundo" (Jenkins 2009, 30).
En
muchos casos, el mal uso de términos educativos es intrascendente.
Por ejemplo, si un profesor hace un buen trabajo de
enseñar con diferentes estilos de aprendizaje, no importa si denomina a la
práctica "diferenciación". Sin
embargo, confundir la alfabetización mediática con el uso de tecnologías en
las escuelas me parece un malentendido peligroso. Al ofrecer programas de alta calidad de alta tecnología en
nuestras escuelas, estamos entregando a los estudiantes las herramientas para
consumir aún más los medios que antes. Les animamos a utilizar Google
Imágenes y a buscar en YouTube
para encontrar vídeos atractivos, pero no les hemos dado ninguna herramienta
para analizar todos estos medios. En muchos
casos, los estudiantes no tienen idea de cómo ser crítico acerca de lo que
consumen. Ellos dan valor a lo que ven.
Ahí es
donde entra en juego la alfabetización mediática. Se anima a los estudiantes
a “deconstruir” los mensajes de los medios, y responder a las preguntas: ¿Quién creó este mensaje? ¿Qué técnicas creativas se utilizaron para
llamar mi atención? ¿Cómo pueden distintas
personas entender este mensaje de manera diferente? ¿Qué valores, estilos de vida y puntos de
vista están representados u omitidos en este mensaje? ¿Por qué se está enviando este mensaje?
Eso no
está ni siquiera cerca de enseñarles a usar aplicaciones para la Tablet o Google Docs. Aunque Google Docs
puede ser una habilidad más importante para el éxito laboral, la
alfabetización mediática construye habilidades para el pensamiento crítico
que los estudiantes pueden aplicar más allá de su ocupación como estudiantes.
Por lo tanto, pido a las
escuelas hacer una pausa por un momento, antes de asumir que sus estudiantes están
alfabetizados en relación a los medios de comunicación porque saben cómo usar las nuevas
tecnologías. Después de todo, algunos
niños pueden codificar sus propias apps, pero no tienen ni idea cuando ven
estereotipos dañinos en televisión. La educación en tecnología puede ser un poco más sexy que la alfabetización
mediática, pero vamos a tratar de enseñar ambas, ¿de acuerdo?
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18/6/13
Barry: "Educadores, no confundan más la educación mediática con la educación en tecnología, por favor"
Opinamos igual que la profesora Caitlin Barry cuando afirma en uno de sus posts en The Huff Post Education: Educadores, no confundan más la educación mediática con la educación en tecnología. Junto a Alina Damian hemos traducido el texto íntegro porque pensamos que explica claramente lo que sucede con el uso equívoco de los términos "educación mediática" y "educación en tecnología".
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